domingo, 28 de marzo de 2010

Ana Pomares. Entrevista de María Asunción Miquel para la "Universidad Cardenal Herrera - CEU de Madrid"


Entrevista a la escritora Ana Pomares de la periodista Mª Asunción Miquel para la Universidad Cardenal Herrera - CEU de Madrid.

- ¿Qué es para ti un joven escritor? ¿Consideras que comprende una franja de edad o lo contemplas desde otro criterio?
Un "joven escritor" puede entenderse de dos maneras. Una, desde una edad corta. Y la otra, desde una mentalidad joven. Siempre que se habla de escritor joven, sin quererlo pensamos en alguien de poca edad, pero yo creo que es incluso más interesante la otra opción. Un escritor que sabe mantener jóvenes sus libros, que sabe seguir dándole la vitalidad y la fuerza que tenían sus textos treinta años atrás, creo que tiene más merito de ser considerado como escritor joven. La escritura y el escritor no tienen por qué envejecer por igual. Sí que es cierto que existe una evolución en los libros desde que tú empiezas a escribir hasta el momento en que te lo planteas, pero darle vitalidad al texto como si tú se la irradiaras, es mucho más importante. Para mí un escritor joven es eso, alguien que sabe transmitir y lo hace.

- ¿Piensas que actualmente se tiene poco respeto por el término "escritor", se denomina así a cualquiera que publica sin méritos de calidad?
No se trata de falta de respeto hacia los escritores, supongo, sino de no saber qué puedes hacer y qué no. Es decir, si alguien escribe un libro sin que nadie lo conozca, va a tener todo en su contra para poder publicar. Sin embargo, cuando alguien famoso decide escribir un libro, aunque en la gran mayoría de los casos no lo escribe él, entonces sí que publica. Ahora mismo las editoriales, en su gran mayoría, tienen los ojos puestos en el dinero, no en la literatura. Por poner un ejemplo, si un actor que no ha escrito nada en su vida, en ese momento decide escribir sus observaciones acerca de un determinado tema, automáticamente se verá respaldado por las grandes editoriales. A partir de ahí, se le llamará "escritor". Me parece que se menosprecia la literatura y que lo único que nos importa es el número de ventas que pueda tener determinada obra, ya sea buena o no.

- ¿Te sientes parte de una generación que contempla la literatura de forma muy diferente, esa generación que algunos llaman del 2000?
No creo que exista una generación como tal. Hoy en día hay muchos estilos literarios y todos nos vemos influidos por unas u otras corrientes estéticas. Una generación se caracteriza por unos temas, unas ideas o unas tendencias comunes. Sin embargo, los escritores de ahora, lo mismo te escriben una saga de vampiros estilo Crepúsculo o True Blood, que crean una novela de Poesía Postpoética como el Proyecto Nocilla. ¿Puede haber algo más distanciado? Sinceramente, no creo que escritores con un estilo personal o innovador, como es el último caso, les guste verse relacionados con los creadores de vampiros. No estoy menospreciando estos gustos literarios, sólo creo que se dejan llevar por criterios de venta.

- ¿Para ti el escritor tiene que escribir y publicar, no sólo escribir?
Es un error muy grande considerar escritores a los que publican, aunque no lo escriban ellos y el libro no tenga nada de calidad, mientras se ven como aficionados (o no escritores) a los que no publican aunque escriban maravillas. Todo el que tiene esa chispa que le lleva a crear, puede sentirse orgulloso de ser escritor porque, aunque no llegue a publicar nunca, él ha conseguido algo que muchos buscan a lo largo de toda su vida y nunca encuentran: tener imaginación y saber crear con ella.

- ¿Qué opinión tienes acerca de las escuelas de escritores? ¿Crees que la escritura es innata o aunque no se tenga virtud para ella, se puede aprender?
Siempre he dicho, y lo diré, que el escritor nace y se hace. Una escuela de escritores puede venirte bien si tienes plena imaginación y no sabes cómo enfocarla, es decir, formalmente. Sin embargo, eso también se aprende con la experiencia y los estudios. De pequeño te dicen que debes comenzar escribiendo con la fórmula "Érase una vez..." pero, con el tiempo, vas investigando nuevas formas y evolucionas por ti mismo. Puede que al principio necesites ayuda externa, pero la idea será tuya y eso no se puede aprender ni en libros, ni en escuelas especializadas. Se puede aprender a escribir, es cierto, pero si no tienes imaginación sólo te servirá para crear buenas cartas de correspondencia, o hacer unas redacciones impecables. El escritor ha de nacer como tal y, después, debe formarse.

- En tu caso, ¿qué sientes cuando te llaman "escritora"?
Siento que siempre lo he sido, aunque por prejuicio sólo ahora se me considera como tal. Si un niño escribe de pequeño, aunque formalmente necesite muchos cambios, ese niño también es escritor. Entonces, si yo empecé a escribir con siete años y, desde entonces, no he podido parar, ¿desde cuándo soy escritora? ¿Desde que publiqué? Si es así, pasé seis años siendo aficionada y llevo cinco siendo escritora. Sin embargo, yo no he notado ningún cambio en ese aspecto. Quiero decir, como aficionada tenía muchas ideas, dos manos para escribirlas y un cerebro para meditarlas. Y, lo cierto es que, como escritora, sigo teniendo dos manos, un cerebro y muchas ideas. Aún así, debo confesar que me siento orgullosa de que me llamen "escritora", sea cual sea el año en que empecé a serlo.

- Cuando miras atrás, ¿cómo contemplas tu trayectoria?
Llevo once años escribiendo, más de la mitad de mi vida. Mi trayectoria aún es corta pero ha dado para mucho. Al principio tenía un estilo muy, por no decir demasiado, infantil. Es lógico, si se tiene en cuenta que aún no había pisado el instituto. Con el tiempo vas viendo qué te gusta más, qué hechos no te parecen bien, cómo quieres hacer que la gente se dé cuenta de determinado aspecto. Y así, poco a poco, vas cambiando tu estilo. Las lecturas hacen mucho, por supuesto, observas otros estilos y otras formas de escribir. Pero, lo que más influye es tu vivencia personal. De pequeña empleaba mucho la metáfora, sin saberlo, claro. Exponía aspectos injustos disfrazándolos de fantasía y de seres poco corrientes. Más tarde comprendí que eso no me llenaba del todo y me lancé al estilo directo, es decir, a lo realista. Si quiero decir que esto está mal, ¿por qué no decirlo así? Siempre tengo la tendencia a volver a ese mundo de fantasía, aunque cada vez me cuesta más. Con los años voy evolucionando, voy haciendo de la literatura una forma de vida, algo más personal que no pretende dejarte impasible. Yo no espero que cuando lean mis libros los guarden y empiecen otro. Quiero que cuando los lean, piensen, recapaciten, y decidan qué es lo que quieren, qué harían ellos en una situación similar. No sé si lo conseguiré, pero al menos lo intento.

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